domingo, 28 de abril de 2013

SIGLO XX HASTA 1939; DE 1939-1975


1. Hasta 1939

-MODERNISMO                             Machado
-GENERACIÓN DEL 98                                                      J.Ramón Jiménez

-NOVENTISMO a GENERACIÓN DEL 27
-VANGUARDIAS
-GENERACIÓN DEL 27
-TEATRO HASTA 1939

 2. 1939-1975

-La novela desde 1939
-La poesía desde 1939
-El teatro desde 1939
-El ensayo desde 1939

 Hasta 1939 (Guerra Civil):

El modernismo y generación del 98

A finales del siglo XIX, aparece en España el Modernismo que coexiste con un grupo de intelectuales llamado Generación del 98. Ambos movimientos literarios coinciden en percibir el movimiento histórico por el que pasa el país con insatisfacción; pero mientras los modernistas buscan la evasión de la realidad mediante la expresión de lo fantástico, lujoso y sensualidad (musicalidad, colores, texturas, aromas...), los noventayochistas tratan temas de la actualidad española y el estilo es más sobrio.


La temática y estilo de uno y otro grupo requieren el uso de una terminología bien diferenciada. Los modernistas consiguen crear un efecto mas cosmopolita, retórico y extravagante gracias a la introducción de neologismos y cultismos. El léxico de los noventayochistas es más sencillo: buscan la claridad e incluso a veces emplean arcaísmos para dar mayor sensación de autenticidad y espíritu popular. Se suele incluir en el modernismo a Ruben Darío, Francisco Villaespesa y Manuel Machado; y en la generación del 98 a Miguel de Unamuno, Azorín y Pío Baroja. Mientras que otros escritores como Antonio Machado y Valle Inclán son difíciles de clasificar porque en ellos encontramos características de los dos grupos literarios. El género literario más empleado en el modernismo es la poesía lírica, en la que se introducen numerosas innovaciones métricas. La novela y el ensayo que se adapta muy bien al desarrollo de los más diversos temas, serán los expresivos más frecuentes en los autores del 98.


EL MODERNISMO

Se denomina así al movimiento literario nacido en Hispanoamérica en el ultimo cuarto del siglo XIX y difundido por España por Rubén Darío.

En su proceso de formación influyeron decisivamente dos movimientos artísticos de origen francés. El “Parnasianismo” (retorno de temas mitológicos y antigüedad greco-latina) y el simbolismo (atribución de significados subjetivos a colores, formas, seres, etc.) El auge del modernismo fue breve y puede considerarse acabado hacia 1915, pero su importancia fue decisiva para la evolución de la poesía española pues supuso una renovación total. El modernismo fu, sobretodo, un movimiento poético aunque también se cultivó la novela, el cuento y el teatro.


En cuanto a los temas se distinguen dos líneas principales, la que trata de asuntos del pasado o exóticos y la que da lugar a la expresión de la intimidad del poeta y en ambos es perceptible la huella del romanticismo. La primera, la línea escapista es la más representativa, los ámbitos en que se refugia el poeta modernista en busca de la belleza son lugares exóticos y épocas antiguas. Se construyen palacios, jardines, pagodas, como si fueran decorados por los que desfilan caballeros, princesas, guerreros legendarios, cisnes, ninfas y centauros. No hay límite geográfico, Japón o París, Chile o Grecia tienen cabida en el poema si permite la ambientación de algo hermoso. El erotismo y las conductas amorales aparecen con frecuencia, como muestra del espíritu rebelde y antiburgués que late en el fondo de la actitud modernista.

La línea intimista trasluce el mal estar del poeta con lo que le rodea. El amor y el mundo son vistos con ojos melancólicos. Hay un deseo de plenitud que resulta irrealizable. En los poemas esta nostalgia y desasosiego se enmarcan en paisajes otoñales o despoblados, jardines crepusculares (el atardecer), de clara raíz romántica.

Los poetas modernistas explotan todas las posibilidades del idioma en buscar lo bonito. El color es fundamental y la adjetivación cromática recorre todas las gamas. El poeta modernista se sirve de un léxico muy rico (neologismos, cultismo, etc) para crear sonoridad.

La musicalidad del verso es otro instrumento que se acomoda a los temas y palabras. Se encuentran al frente de las composiciones. El sentido musical viene dado por la habilidad en el uso de la métrica. Los modernistas se inclinan por el alejandrino, dodecasílabo o eneasílabo, poco usadas hasta entonces. Los cuidados esquemas acentuales proporcionan el ritmo musical al poema.

En España se puede considerar como propulsor del movimiento a Salvador Rueda. Pero las figuras más importantes de la poesía modernista son Antonio Machado Soledades, Galerías y Otros poemas, y Juan Ramón Jiménez Arias tristes, Jardines Lejanos y La Soledad Sonora. Aunque ambos evolucionarán alejándose del modernismo. En estos dos autores y algún otro como Manuel Machado y Eduardo Marquina, la poesía adquiere un tono más intimista y se expresa con modos más cercanos al simbolismo .

En cuanto a la narrativa y al teatro hemos de destacar las Sonatas de Valle Inclán, y en la corriente denominada teatro político la obra de Eduardo Marquina, Las hijas del Cid.



LA GENERACIÓN DEL 98

Aunque los primeros años del Siglo XX continúan las tendencias narrativas de finales el Siglo XIX, es en esta época cuando se da la reacción contra el realismo y el naturalismo. En los jóvenes novelistas se observa una voluntad de renovación. En 1902 se publican cuatro títulos con una concepción novelística nueva. Y son:

-          La voluntad de Azorín.

-          Camino de Perfección de Pío Baroja

-          Sonata de Otoño de Valle Inclán

-          Amor y Pedagogía de Unamuno

Dos circunstancias provocan la irrupción de estos autores en el panorama intelectual y literario: el ambiente de crisis política, económica y moral que se vivía a finales del siglo XIX, agudizado por la perdida de las últimas colonias en 1898, año que da nombre a la generación. Y el agotamiento de temas y formas de la literatura del siglo anterior. Por ello, los escritores del 98, entre los que se incluye a Unamuno, Azorín, Baroja y parte de la obra de Antonio Machado y de Valle Inclán, manifiestan su protesta contra las costumbres decadentes dela sociedad española y proponen una reforma total en las conductas sociales y morales de los españoles. Además, defienden el subjetivismo, la visión personal de las cosas, frente a la fiel reproducción de la realidad que pretendían los autores del XIX. Los temas predominantes son:

A) Tema de España; enfocado desde una visión subjetiva e individualista, aunque en todos los autores hay un objetivo, el descubrimiento del alma de España y ello por medio de tres elementos: El paisaje: el de Castilla en especial, en el que se descubren el espíritu austero y sobrio del hombre castellano. La historia: pero no de los grandes acontecimientos políticos o bélicos, sino la historia del hombre anónimo, la de la vida cotidiana, a la que Unamuno llamó Intra-Historia. La literatura: volviendo a los autores medievales como Berceo, Rojas o Manrique, y a los clásicos olvidados como Góngora o Gracián. Especial interés por Cervantes y El Quijote y así como por Larra.

B) Tema existencial que abarca desde la preocupación por el sentido de la vida hasta los problemas de carácter religioso, pasando por conflictos psicológicos del ser humano. Las distintas actitudes ante estos temas difieren de unos autores a otros. Angustia y obsesión por el deseo de inmortalidad en Unamuno; Preocupación por la caducidad de lo terrenal en Azorín; o incredulidad religiosa en Baroja.

La técnica estilística y literaria también se vio afectada por el talante reformador. El aspecto más característico es el rechazo de la expresión retórica y grandilocuente. Todos los autores tienen la necesidad de un retorno a lo sencillo y claro, pero sin perder la fuerza expresiva. Tienden a la precisión léxica, a la elección de la palabra justa. Muchas veces buscan vocablos extraños por su sabor local o arcaizante (terruñeras). El léxico se impregna de valoraciones subjetivas que revelan sus sentimientos íntimos. En cuanto a las construcciones sintácticas, evitan las oraciones excesivamente completas debido a esa tendencia a la sencillez. De ahí que proliferen las oraciones simples o, en todo caso, la yuxtaposición.

De Azorín La voluntad, Antonio Azorín y Doña Inés.

De Unamuno Amor y Pedagogía, Niebla y Tia Tula
De Pío Baroja El árbol de la ciencia y La Busca.
De Valle Inclán Sonatas, Trilogía sobre guerra Carlista y Tirano Banderas.

ANTONIO MACHADO

Nació en Sevilla en 1875 en el seno de una familia culta y liberal. Su padre, republicano, destacó como un importantísimo impulsor de los estudios folclóricos, publicó numerosas recopilaciones de poesía popular y colaboró así en la revalorización de la poesía tradicional que tanta importancia tuvo en el postromanticismo y después en toda la poesía española hasta entrado el siglo XX. En 1883, la familia se traslada a Madrid y Antonio estudió en la Institución Libre de Enseñanza, cuyo espíritu laico progresista y tolerante no se borró jamás del carácter de Machado. En 1899 se encuentra junto con su hermano Manuel en París viviendo de traducciones. Las estancias en París se alternan con la vida en Madrid donde frecuenta ambientes modernistas. En 1907 consigue la cátedra de Francés en el Instituto de Soria donde conoce a Leonor Izquierdo con la que se casó en 1909. La prematura muerte de Leonor en 1912 dejará una huella honda y dolorida en el poeta que decide trasladarse a Baeza y allí se trasladó en 1919 al Instituto de Segovia y en 1927 es elegido miembro de La Real Academia Española. Durante la guerra civil toma partido por la cause republicana. Gravemente enfermo marchó en exilio en Enero del 39 y poco después, el 22 de Febrero muere en al Localidad francesa de Collioure.




Obra Poética

Publica en 1903 su primer libro de poesía, Soledades, que reedita con modificaciones en 1907 con el título de Soledades Galerías Otros Poemas. Pero su obra más importante es Campos de Castilla que se publicó primero en 1912 pero cuya edición definitiva es en 1917. En esta obra se advierten cambios fundamentales con respecto a Soledades: la primera es considerada modernista, mientras que Campos de Castilla sería 98. Ahora se atenúan considerablemente el subjetivismo y la introspección típica del modernismo intimista y pasa a un primer plano la realidad exterior. Si en Soledades  el paisaje es simbólico en el que se proyecta el “yo” del autor, En Campos de Castilla el paisaje es de inspiración objetiva. Y, más que recrear una atmósfera sentimental propicia para la meditación, se describen paisajes reales. El “yo” del poeta pasa a un segundo plano y se abre a los otros. Es como si Machado pretendiera buscar en los demás las claves de una realidad que no había encontrado en sí mismo. En buena medida Campos de Castilla supone la vuelta hacia cierta poesía realista como vía de salida de un modernismo simbolista ya agotado. Ello no será visto con buenos ojos por quienes, como Juan Ramón Jiménez, intentan también superar el modernismo pero por el camino de la poesía pura y no del realista, quedan así delimitadas las dos vías por las que transitará la poesía durante épocas. En esta obra conviven poemas muy diversos. Así, de acuerdo con el título abundan las que describen paisajes y gentes de Castilla y se nos presenta el contraste entre el pasado glorioso de estas tierras y su andrajoso presente.

Al lado de estos descriptivos textos hay otros que pintan una visión negra de lo español.

Cuando después de la muerte de Leonor (1912) Machado recuerda las tierras castellanas, desde Baeza su visión es más lírica y emotiva y el paisaje aparece otra vez teñido de subjetividad. También del período de Baeza son los poemas con paisajes y gentes andaluzas, en las que Machado  tras haber observado el mundo de latifundios, señoritos y miseria, presenta una dura visión de la España tradicional, religiosa y conservadora desde una ideología abiertamente progresista. La sección titulada “Proverbios y Cantares” presenta un tipo de poesía nuevo de carácter filosófico y moral. En estos poemas Machado aúna sus preocupaciones filosóficas y existenciales con las formas estróficas populares, todo ello envuelto frecuentemente en una sutil ironía aunque en ocasiones tienen un carácter circunstancial e incluso humorístico, estos poemas sirven para dar cauce a los más hondos pensamientos de Machado. Dios, la verdad, el sueño y la realidad, etc. El libro se cierra con la sección titulada Elogios en la que se nos muestra el dialogo intelectual que Machado entabla con otros escritores de su tiempo. Azorín, Rubén Darío, Unamuno, Juan Ramón Jiménez.


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