La lírica
Pertenece a los géneros literarios, del mismo modo que la narrativa y el drama.
Cuando hablamos del concepto “lírica”, estamos aludiendo a todo lo que
desciende de la “lira”, es decir, de un instrumento musical que acompañaba –
antiguamente – a la poesía cantada; de allí nace esta palabra, que a medida que
avanzan los tiempos, ha adquirido otros modos de manifestación, ya no centradas
en el canto propiamente tal.
Etimológicamente
hablando, la lírica tiene su origen en Grecia, ya que en ese lugar era común
oír recitaciones de poesía en sitios públicos, por parte de una persona o de un
grupo o coro y esta declamación era en compañía de alguna instrumentación
musical, por lo general, de la lira.
En la
actualidad la lírica abarca a las obras poéticas en todo su espectro, a las
creaciones de carácter subjetivo y de manifestación de sentimientos por parte
de un hablante, quien escribe por medio de versos o de rima poética. La lírica
se relaciona con la métrica, con la musicalidad y el ritmo. El hablante lírico
expresa sus emociones, por ello este género está asociado con la función
expresiva del lenguaje. El género lírico no busca ser una fiel representación
de la realidad del mundo, ya que esa no es su finalidad inicial, sino la de
expresar la interioridad del o los hablantes. El mundo no busca ser
representado, pues el mundo de uno no es igual para otro, ya que la lírica
apunta a la subjetividad de cada exponente.
Características
del Género Lírico
Posee una voz
única dentro del poema, quien enuncia y es el hablante lírico.
Subjetividad,
valoración del interior de los hablantes. Éste se mira hacia sí mismo,
retrospección.
Traspasa el
temple de ánimo del hablante (tristeza, felicidad, angustia, etc.).
El tema de la
lírica dependerá de la intención del que expresa, puede ser variado.
Por lo general,
la lírica, se escribe en versos; pero también pueden hallarse escritos en prosa
poética.
Los poemas
poseen un ritmo, que va guiando la lectura y le da un sentido a los versos que
configuran cada estrofa.
Los poemas se
estructuran teniendo en cuenta la métrica, que es el número de sílabas que
componen al texto.
El Hablante y
su Actitud Lírica
El hablante
lírico es un ser que no existe como tal, es un ente de ficción, el que es
creado por el autor. Este hablante expresa su sentir, su interior por medio de
la poesía, de una forma directa o indirecta, adoptando una actitud lírica.
Como fue
mencionado anteriormente, dentro de las características de la lírica, el
hablante posee una actitud determinada al momento de expresarse. Estas
actitudes líricas pueden estar entrelazadas entre sí y no manifestarse de modo
único dentro del poema, aunque no es algo tajante. De esta forma las actitudes
líricas se tipifican en:
La Actitud
Enunciativa
Es cuando
quien se expresa, el hablante, recurre al algo externo y lo toma para sí mismo
y lo da a conocer, lo exterioriza. En este tipo de actitud se utiliza la
narración, para poder dar un toque objetivo al poema y “explicar” lo que se ve.
Por lo general, el hablante lírico muestra su interior a través de la
descripción de paisajes, personas, cosas o hechos. Se utiliza la tercera
persona gramatical (él, ella, lo, ellas, ellos, se), asimismo, se asocia a la
función referencial o representativa del lenguaje.
“El río
Guadalquivir
va entre
naranjos y olivos.
Los dos ríos
de Granada
bajan de la
nieve al trigo”.
La Actitud
Carmínica
Esta es la
actitud que tiene que ver con el canto, que es el elemento fundamental de la
poesía. Es cuando el hablante lírico expresa su sentir por medio del ritmo y de
los versos de cada estrofa y manifiesta su temple de ánimo. Actitud netamente
subjetiva. El hablante utiliza la primera persona gramatical (yo, me, mi,
nosotros, nos) y está relacionado con la función emotiva o expresiva del
lenguaje.
“Tengo hambre
de ti,
de tu
presencia, de tu fragancia,
de tu poder;
hambre que
duele, que debilita,
que desespera,
por ti”.
La Actitud
Apostrófica
El hablante
lírico toma lo exterior y lo traduce en un mensaje al “tú”, su discurso va
dirigido esencialmente a un “otro”, a la segunda persona gramatical (sea tú,
vosotros, ustedes, os, te, ti) y se expresa con fuerza, intensidad y vigor,
interpelando de manera directa al lector; por esta razón, este tipo de actitud
responde a la función apelativa del lenguaje. Esta forma de expresión puede
adquirir elementos dramáticos en su modo de manifestarse, pues va mezclando la
objetividad con subjetividad dentro del poema.
“Si vas para
Chile,
te pido que
pases por donde vive mi amada:
es una casita,
muy linda y chiquita,
que está en la
falda de un cerro enclavada.
La adornan las
parras, la cruza un estero
y al frente
hay un sauce, que llora y que llora
porque yo la
quiero.
Si vas para
Chile, te ruego viajero,
Le digas a
ella que de amor me muero”.
El Motivo
Lírico
Se refiere al
tema que se expresa en el poema y que guarda relación con el “objeto lírico”, que
es lo que nutre de inspiración al poeta, le motiva e impulsa a crear. El motivo
lírico es el resultado de poner al “objeto lírico” por escrito y que se
transmita por medio del hablante.
Temple de
Ánimo del Hablante
Corresponde al
estado anímico del hablante, lo que logra transmitir con sus palabras por medio
del poema. Quedan de manifiesto los sentimientos de temor que tenga el emisor o
de inseguridad, dicha, regocijo, pesimismo, pesadumbre, rabia, incertidumbre u
otros, a través de las líneas que componen el texto. Por ejemplo, en el
siguiente trozo el temple del hablante lírico es el amor:
“Por amarte
robaría una estrella y te la regalaría,
por amarte
cruzaría los mares sólo por abrazarte;
por amarte
juntaría la lluvia con el fuego,
por amarte
daría mi vida sólo por un besarte”
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