domingo, 28 de abril de 2013

El realismo y Naturalismo





EL REALISMO

 Hacia la mitad del siglo XIX comienza a desarrollarse el segundo gran movimiento decimonónico: el realismo.

Surgido de una reacción contra la estética romántica, frente a la cual se va a valorar la “observación minuciosa de la realidad contemporánea". Como consecuencia, el género predominante será la novela, que se ajusta con mayor propiedad a los presupuestos estéticos del realismo, por lo que se puede decir que las características del Realismo son los de la novela realista. Observación objetiva: frente al subjetivismo e imaginación romántica, la obra realista nace de una observación y de un análisis previo de la realidad. El objetivo de la narrativa realista es la descripción y presentación de la vida real, estudiada desde todos los ángulos posibles: las obras de ficción se nos presentan como si fueran trozos verdaderos de la realidad.

Ambientación contemporánea: el escritor refleja el momento en que vive, no huye a otras épocas, sino que se instala en su sociedad y lo reproduce para que el lector los reconozca. En general dominan los personajes de clase burguesa, pero a medida que llega el fin de siglo, los personajes proletarios y marginales van ocupando un lugar más importante.




Planteamiento de tesis: la escritura está guiada por una tesis ideológica que el autor pretende defender con su creación e intenta convencer al lector en un maniqueísmo en la composición de los personajes fácilmente reducibles a “buenos y malos” y también repercute en la verosimilitud, pues a veces se fuerza la realidad para que se ajuste a las ideas previas del escritor.

Análisis psicológico de los personajes: la descripción del carácter de los personajes lleva a un estudio minucioso de los ambientes familiares, de la educación, de los acontecimientos pasados, como explicación de conducta o comportamiento. Estilo: se persigue un lenguaje natural, sobrio y alejada de efusiones y exageraciones. Sin embargo, cabe distinguir entre el lenguaje del narrador, que suele mantener un nivel culto, cuidado y literario y el lenguaje de los diálogos, donde se pone especial cuidado en la reproducción del habla real de los personajes, acorde con su condición social.

Presencia de un narrador omnisciente: el tipo de narrador más habitual es el que controla hasta el último detalle a su antojo e interviene frecuentemente en el relato emitiendo juicios o avanzando hechos que sucederán más tarde. El periódico como canal de difusión: muchas obras realistas se publicaron por entregas en los periódicos con una periodicidad mensual, esto afecta en ocasiones a la estructura novelística, que trata de mantener el interés dejando en suspenso la historia hasta el final de cada entrega.




Los autores más representativos de la narrativa realista son:

 Leopoldo Alas Clarín con La Regenta

Benito Pérez Galdós con Fortunata y Jacinta  y Episodios Nacionales
Emilio Pardo Bazán con Los pazos de Ulloa
Vicente Blasco Ibáñez con Cañas y barro
Pedro Antonio de Alarcón con El sombrero de tres picos
José María Pereda con Sotileza
Juan Valera con Pepita Jiménez

También se cultiva la poesía y el teatro.
En poesía destacaron Ramón de Campoamor con una poesía antiretórica y prosaica.

Y en teatro José de Echegaray, cuya mezcla de realismo prosaico y grandilocuencia romántica lo convirtió en autor de gran éxito y Premio Nóbel.



NATURALISMO

El siglo XIX es la gran época de la Novela Europea y produce una gran cantidad de obras maestras gracias a autores como en Francia Flaubert, Stendhal, Zola. En Inglaterra Dickens  y en Rusia Tolstoi y Dostoievsky. En Francia, hacia 1870, nació el Naturalismo que llevó al extremo los presupuestos realistas, este movimiento pretende remontarse a las causas de los comportamientos humanos y para ello tiene en cuenta las nuevas ideas científicas sobre el hombre (determinismo, herencia biológica, selección natural de las especies, etc) De esta manera ofrece una galería de personajes con taras físicas y morales y la novela se ocupará de explicar las razones de esos defectos insistiendo en los aspectos más miserables de la vida humana y de sus relaciones sociales. El naturalismo fue un movimiento muy polémico cuya máxima teórica y representante fue Emile Zola.

En España el novelista Emilio Pardo Bazán divulgó las ideas de Zola en un artículo titulado La cuestión Palpitante, pero las teorías en las que se basaba el movimiento naturalista casaban mal con el espíritu religioso de muchos autores por lo que el naturalismo tuvo poca repercusión en nuestro país. Se advierte alguna influencia de sus técnicas narrativas, más que su concepción del mundo, en algunas obras de Galdós, Clarín, Pardo Bazán y Blasco Ibáñez. En general, sirvió para tratar con más radicalidad los temas sociales, para indagar en aspectos sórdidos de la existencia y tratar de modo más directo los temas de carácter sexual. 

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